Recuerdo haber leído "el gato negro" a los 9 años. Estaba solo en mi casa, recién oscurecía. Por algún motivo estaba solo. Al terminar el cuento se cortó la luz, como si alguien hubiese esperado a que lea la última hoja. Yo vivía en una casa muy grande y estaba en el cuarto del fondo. No lo dude un minuto y me crucé corriendo casi a ciegas todas las habitaciones y salí a la calle. Cuando llegó mi papá me encontró sentado en el umbral de la puerta abierta de par en par y yo temblando del frío y del miedo.
Comparto tu sentir. Mi primer acercamiento a Poe, fue a los 12 años. La caída de la Casa Usher. Tuve pesadillas, me daba miedo estar solo en casa y si los perros ladraban en la madrugada me provocaban ansiedad. En ese entonces, mi maestra de español ya nos preparaba el siguiente cuento. Era entrar al universo de Lovecraft.
El gato negro no sólo me ha fascinado siempre, sino que fue el que me dio pie, incluso, a escribir mi novela "La mirada esmeralda". Este es un fragmento:
"Necesité apenas unos segundos para, al examinar el índice que figuraba en la sección final del libro, seleccionar qué cuento iba a leer. Mis ojos se dirigieron de inmediato al título que ocupaba el tercer lugar en la lista: “El gato negro”. Ni siquiera continué leyendo para averiguar cuáles eran los que seguían a continuación. Abrí el libro por la página ciento cinco y comencé la lectura de una narración que, a pesar del tiempo transcurrido, me resultaba inquietantemente familiar y cuyas escasas once páginas devoré con avidez.
“…Por un instante,... ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!… “FIN” (aquí inserto el párrafo final)m que no repito.
En aquellos remotos años de posadolescencia, debí de haber leído no menos de cinco o seis veces ese relato, pero cada vez que alcanzaba ese párrafo final, experimentaba el mismo escalofrío que ahora volvía a recorrerme la espalda con similar intensidad. Las innumerables películas obscenamente violentas y las imágenes aterradoras que he visto desde entonces en el cine y la televisión no han logrado mitigar un ápice el brutal efecto que la lectura de ese último párrafo me suscita".
Como amante de Poe que, incluso, fue el punto de partida de mi novela "La mirada esmeralda", no puedo sino subscribirme al leer este estupendo post. Un saludo.
Recuerdo haber leído "el gato negro" a los 9 años. Estaba solo en mi casa, recién oscurecía. Por algún motivo estaba solo. Al terminar el cuento se cortó la luz, como si alguien hubiese esperado a que lea la última hoja. Yo vivía en una casa muy grande y estaba en el cuarto del fondo. No lo dude un minuto y me crucé corriendo casi a ciegas todas las habitaciones y salí a la calle. Cuando llegó mi papá me encontró sentado en el umbral de la puerta abierta de par en par y yo temblando del frío y del miedo.
Comparto tu sentir. Mi primer acercamiento a Poe, fue a los 12 años. La caída de la Casa Usher. Tuve pesadillas, me daba miedo estar solo en casa y si los perros ladraban en la madrugada me provocaban ansiedad. En ese entonces, mi maestra de español ya nos preparaba el siguiente cuento. Era entrar al universo de Lovecraft.
No sé por qué nos hacían leer esto. No teníamos edad. Poe es para adultos, no para jóvenes.
El Gato negro es un cuento aterrador. Lamento que lo hayas leído a esa edad.
Lo atesoro como un gran recuerdo.
El gato negro no sólo me ha fascinado siempre, sino que fue el que me dio pie, incluso, a escribir mi novela "La mirada esmeralda". Este es un fragmento:
"Necesité apenas unos segundos para, al examinar el índice que figuraba en la sección final del libro, seleccionar qué cuento iba a leer. Mis ojos se dirigieron de inmediato al título que ocupaba el tercer lugar en la lista: “El gato negro”. Ni siquiera continué leyendo para averiguar cuáles eran los que seguían a continuación. Abrí el libro por la página ciento cinco y comencé la lectura de una narración que, a pesar del tiempo transcurrido, me resultaba inquietantemente familiar y cuyas escasas once páginas devoré con avidez.
“…Por un instante,... ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!… “FIN” (aquí inserto el párrafo final)m que no repito.
En aquellos remotos años de posadolescencia, debí de haber leído no menos de cinco o seis veces ese relato, pero cada vez que alcanzaba ese párrafo final, experimentaba el mismo escalofrío que ahora volvía a recorrerme la espalda con similar intensidad. Las innumerables películas obscenamente violentas y las imágenes aterradoras que he visto desde entonces en el cine y la televisión no han logrado mitigar un ápice el brutal efecto que la lectura de ese último párrafo me suscita".
Por si quieres echarle un vistazo. https://amzn.eu/d/iybvXNC
Muy bueno. Lo incluimos en el diario de Substack en español también?
¡Con gusto! Gracias, David.
Muchas gracias
Lo pones tu en https://columnas.substack.com/p/por-que-esta-haciendo-substack-una ?
Sino, dímelo y lo hago yo.
Muchas gracias.
Como amante de Poe que, incluso, fue el punto de partida de mi novela "La mirada esmeralda", no puedo sino subscribirme al leer este estupendo post. Un saludo.